martes, 7 de abril de 2009

Segundo artículo sobre la deuda


LA PAGA DE LA DEUDA ES MUERTE


Para América Latina



El compañerito Rousseau decía que “El hombre ha nacido libre y en todas partes se halla entre cadenas”


La primera escena nos arroja una estadística implacable, De los 17 países más endeudados del mundo, 12 son de América Latina.

Hay que sumarle a nuestro infortunio, que la oportunidad de conocer y valorar nuestra realidad, reposa en el presupuesto de las fuerzas armadas y al darnos fusiles nos quitan los libros, motivo por el cual, no tenemos conciencia para estar concientes.


Analizando los resultados de la deuda, podemos ver como grupos de poder invisibles, han sido beneficiados, mientras que la ira divina reposa sobre los mas necesitados y sobre sus miradas acumulables a 40 años, de una dolorosa historia.


Las concepciones e idelogías a través del tiempo no han sido paralelas, el imperialismo basado en su destino manifiesto siempre ha tenido ventaja, el capitalismo, con su tan cacareada libre oferta y demanda tienen al mundo en una anticipada crisis.


En este país las estructuras del estado (ejecutivo, legislativo, judicial), lastimosamente siempre han estado matizadas con la impronta del doble discurso, ya que se ha perfeccionado el mercado, la guerra, la burocratización de las instituciones, los latisueldos, todos ellos, demonios que hoy son promocionados y tienen que ser asimilados, como progreso y proyección del bien.


Sin embargo, la pobreza e ignorancia son constantes y permanentes, a pesar de que los dueños del sistema y del mundo se empeñan en sostener que todo esta de maravilla.


La deuda es un problema ético-jurídico, se dice que “fue una obligación que pactamos libremente”, pero, ¡hasta que punto somos libres! ¡Somos libres en realidad!, o somos una raza cósmica que arrastra aflicción, amargura, esclavitud, dependencia y pobreza económica y existencial.


En la periferia vivimos los que no vivimos, soportando los fracasos dolosos del F.M.I. y nuestra postura se pierde en el espacio detrás de Dios del silencio. Parece que aparte de la obligación de la deuda, tenemos una obligación con el fracaso. La deuda crece y aumenta proporcionalmente, con el anhelo de librarnos de aquel yugo tan pesado.


Los grandes imperios callan con el poder de lo absoluto, porque sus prebendas están fundadas en el horror y en el inmenso sacrificio de millones de seres humanos que, gracias a estos hechos, están olvidando lo que significa la dignidad humana. Nos han ejecutado el Apocalipsis antes de hora, nos condenaron en un estado de indefensión o como dirían mis panas de barrio nos patearon en el suelo.


Latinoamérica es un pabilo que humea y no se apaga. No lo apagará el imperio, no lo hará la guerrilla, tampoco la droga, menos los partidos políticos tradicionales. No obstante, no mengua nuestra esperanza, esta de pie, vigilando el destino.


Es tiempo de que las autoridades revisen los pagos realizados por la deuda con el objetivo de liberar al gato encerrado durante años por algunos Presidentes y por altas autoridades.



Arreglos por Francisco Dávila A




Wellington Rubio

Guayaquil, miércoles 11 de junio del 2003

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