martes, 26 de agosto de 2008

Recuerdos del Pasado




RECUERDOS DEL PASADO

En mis añoradas clases universitarias, cuando se hablaba de política, un profesor, emulando a un famoso historiador, nos decía con mucha suspicacia y un poco de ironía, pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, pero cuando uno es joven vive acostumbrado a no escuchar, sin considerar a ciertas personas mayores, entre ellos muchos gobernantes, que viven con esas virtudes que nos sobra a los jóvenes. Después de unos años, me encontré en mis últimos semestres de la carrera de derecho, en la sala de lectura, con otro libro donado por un estudiante que decía en manuscrito la siguiente frase: “todo está dicho pero como nadie escucha hay que repetir lo mismo todos los días, imagino que la frase estaba incompleta y tenía que decir (hasta que alguien escuche y haga algo), porque por lo general la mayoría de ciudadanos tenemos doctorados y PHD en no escuchar consejos y además porque la vida es un espacio complejo que solo tiene sentido cuando está en movimiento.



El recordar es un buen ejercicio mental, nos traslada al pasado y nos proyecta al futuro, nos hace tener esperanzas o ser pesimistas y escépticos, nos hace perder el rumbo de la vida o tomar las riendas de nuestro destino con más fuerza y ahínco, nos hace revelarnos llenos de ignominia ante el sistema o nos hace vivir subyugados bajo ideas anacrónicas y utilitaristas, nos hace despertar para ver la realidad de un nuevo amanecer o nos sumerge en un lento, oscuro y peligroso sueño. Así es esto de recordar, nos duele como un fuerte dedo sobre la llaga cuando hemos actuado violando principios básicos como la honestidad, falsear la palabra, la transparencia entre otros y nos reconforta de paz y tranquilidad cuando hemos actuado respetando las mayores normas del ser humano como son las del fuero interno, sin importar lo que digan aquellos que solo tienen capacidades y aptitudes para hablar mal y denigrar no solo a otros individuos sino a ellos mismos, obviamente que uno se denigra así mismo con su forma de actuar y de vivir.



En estos momentos vivimos situaciones decisivas para la nación, desde 1950 el país no ha tenido una modernización, mucho menos estructuras sólidas de control de supervisión y dirección y producto de eso tuvimos como resultado el país actual, donde, no solo se nos confisco el dinero sino que se premió a los que nos robaron la plata, dándoles el vuelto y permitiéndoles que se paseen descaradamente en nuestra cara con el fruto de nuestro esfuerzo, teníamos un país donde las empresas de países poderosos se llevaban nuestro recursos naturales no renovables a precios regalados, un país donde aun se explota a los trabajadores y encima los malos empresarios caprichosos se sienten perjudicados solo porque el Estado comete el pecado de exigirles que cumplan con su obligaciones patronales, un país lleno de violencia donde nada se resuelve con argumentos sino con insultos piedras y palos, un país donde nadie nunca se preocupo por los migrantes, por los campesinos, por los obreros, pescadores y los jóvenes, un país donde se instauraron los partidos políticos y sus prebendas pero donde nunca existió democracia, un país donde a cada instante se nombraba y destituía presidentes, un país donde el Estado no solucionaba nada, la educación, la salud, la Seguridad Social, los estamentos de poder, la producción, la economía, el control, existiendo normas constitucionales expresamente claras sobres las políticas públicas como el 30% del Presupuesto General del Estado para la educación.



Con estos antecedentes no hay por donde perderse y no hay como confundirse, entre el no y el sí. Los que procuran el no pertenecen al viejo país, Jairala ex PRE, promociona el nulo, la misma tesis de la ID, el PSC y la UDC (partido de Jamil Mahuad) promocionan un no rotundo porque se acerca el fin de sus maquiavélicas oportunidades, porque ya es tiempo de caminar por una senda de libertad y de progreso. La iglesia por su parte juega un papel importante en este debate, pero ya tiene su postura y siendo religioso puedo preguntar, ¿Por qué no se pronunciaron cuando nos confiscaron la plata?, ¿ Por qué no denunciaron a esos banqueros corruptos que pensaban que la impunidad era eterna?, ¿Por qué no denunciaron a tantos jueces corruptos?, ¿Por qué no han pedido perdón cuando dijeron que los indios de América no tenían alma y los asesinaban a su antojo?, ¿Por qué cuestionan a los gobiernos?, cuando ellos defienden y solapan a nivel mundial a tantos sacerdotes homosexuales y pedófilos, es sencillo, lastimosamente quieren que todo siga igual y utilizan interpretaciones de la nueva constitución para que sigamos viviendo en el mundo del miedo.



Durante estos últimos 20 años hemos sido gobernados por un sistema que ha destruido él Estado, tal vez tengan razón aquellos historiadores que aseveraban que el Ecuador se convirtío en Nación demasiado pronto y si eso es cierto creo que ya es tiempo de madurar y de cambiar, siempre hay tiempo para todo y siempre habrá oportunidades, pero está que tenemos hoy los ecuatorianos es inédita y bendita, no sé si la única, pero sé que es una de las más importantes para nosotros y nuestros hijos. Es verdad que el futuro es incierto, pero lo único que podemos hacer ante esta bifurcación es decidir y trabajar por aquello que hemos decidido. Tal vez Dios, la vida o el destino nos abre esta posibilidad de tener días mejores, de cambiar y de ser parte del cambio, de salir de ese pasado vergonzoso y de olvidar, porque solo cuando se mejora económica y moralmente se puede sepultar sin rencor el pasado y es por esto que nuestra sociedad se rehúsa a olvidar a los Bucaram, a Febres-Cordero a Mahuad a Gutiérrez, porque aun la necesidad de evadir nuestras responsabilidades nos hace culpar a otros cuando nosotros mismos los elegimos y luego fugamos en silencio del país. Si no cambiamos ahora y dejamos pasar el privilegio de decidir es probable que los próximos 50 años sigamos lamentándonos de no haber decidido bien y si ese fuese el caso, está vez la historia no condenará a un hombre ni a un ejército, sino a todo un pueblo que dijo no, con razón o sin ella, y de esa respuesta dependerá que los próximos años alguien siga repitiendo lo ya dicho y muchos sigan no escuchando aquello que podría transformarse en un clamor entrañable que sale de lo más profundo de la tierra hasta que se rompan los tímpanos de toda la conciencia colectiva y aparezca una nueva oportunidad para sembrar una Patria nueva, porque como decía el escritor de la hoguera bárbara, "la única manera de amar a la Patria consiste en conocer bien sus males y desgracias".




Wellington Rubio
Martes 26 de agosto de 2008
Quito-Ecuador

jueves, 7 de agosto de 2008

¡VIVA QUITO!



En el mes de mayo acepté la propuesta de un paisa amigo para trabajar en la capital de la República en un organismo gubernamental. Cuando era un ciudadano corriente pensaba que el Estado no servía, que era ineficiente y lento, pero cuando llegue a ser funcionario público confirme mis sospechas de ciudadano común y corriente.
Los primeros días tenía que laborar en el Ministerio de Gobierno y por supuesto cada mañana me desplazaba hacia el trabajo en mi vacío, espacioso, seguro, cómodo y oloroso trolebus.
Transitaba como peregrino en mi propia tierra por la plaza grande, exponente máximo del desarrollo español; La casa de Gobierno, la Iglesia y el parque o plaza. No sé porque, pero esta altura es tan familiar para mí, es la historia hecha ciudad, que encierra un conjunto de vivencias que van desde la muerte súbita de un Presidente proporcionada por un rayo hasta la hazaña de los forajidos.
Cuando camino por la plaza grande, el aire con mucho smog, me hace recordar el civismo, la revolución, el patriotismo y la independencia.
La capital, abruma con su cultura, clima, arte y estilo, las lluvias constantes de estas semanas se asemejan a la lucha, guerra y coraje característico del son quiteño. El trole, la plaza fosch, las caucaras, las tejas, la vicentina, la mitad del mundo, el panecillo, sus calles, sus casas coloniales, el mote y el teatro conjugan con equilibrio el progreso de la Metrópolis que nos hace de manera constante rescatar los recuerdos del olvido.
Ver desde el quinto piso de un edificio de la avenida Colón el esplendor del sol sobre los techos de la zona “Cruz Loma”, me llena de emociones ajenas y nostalgias propias, al recordar que solo estoy de paso en todas las instancias de la vida.
Así es Quito, hoy llueve y mañana llueve, sale el sol tras el sol, luego vuelve la lluvia solo para demostrarnos con ironía que con la ciudad no se juega. Pero como todo en la vida esta colorido de imperfección, Quito concentra todo hasta el tráfico y una milla más, Gobierno, Finanzas, Defensa, Justicia, nos da la lucidez para ver el centro que hemos creado y que necesitamos redefinir.
Quito es también la ciudad que revive a la polis griega, donde cada ciudadano vive y siente la política como una forma de vivir y de ser. Es la luz del pensamiento, la ebullición de las ideas, la erupción de una ideología que busca lo nuevo que está por venir, esa luz que ciega a los poderosos del poder. Es una joya, es el reino que nadie quiere olvidar, es la tierra de mis ancestros que cualquiera quisiera poseer, es el suelo de la soberbia, de lo indómito, de los volcanes, de los montes, de la neblina que está y en un instante desaparece, es el espejo y la luz que nunca se acaba de apagar y que alumbra al sueño de Bolívar.
Quito, una canción, mi nostalgia, la ciudad de Atahualpa, de Pámpite, de Espejo, del ciudadano, de Manuela Cañizares y de otros próceres que dieron su sangre para destruir el ímpetu de los tiranos y librarnos de las cadenas de la esclavitud, por esta razón y porque el reino no muera solo puedo y quiero decir, viva Quito.



Wellington Rubio
Jueves 7 de agosto de 2008, Quito-Ecuador