jueves, 18 de noviembre de 2010

Uno por Uno


Uno por Uno

(Quítate los zapatos)

Como buen ecuatoriano llegué tarde al evento. Nunca esperé una dinamita tan artera para el centro del egoísmo. Definitivamente hay ideas revolucionarias que invitan a convertirnos en verdaderos seres humanos.

Escuché a Blake contar la siguiente historia: Estaban entregando zapatos en un lugar pobre de la Argentina y se le acerca una mujer llorando y le empieza a hablar. El llamó a su colaborador argentino y pide que le explique lo que dice la mujer. Le dice su compañero que la señora estaba agradecida, pues la primera vez que recibieron los zapatos sus tres hijos se turnaban los únicos pares para ir a la escuela durante todo un año.

La única reacción posible y espontanea que tuve, fue sentarme a llorar. La última vez que me sentí así, con un gran nudo en la garganta y los ojos totalmente cargados de lágrimas para acribillar a un ejército, fue en aquella inolvidable ocasión cuando le dije a papá que lo amaba.

Hasta hoy me parece una estupidez “regalar zapatos” o “quitarse los zapatos”, pensaba que no se puede llorar por cosas estúpidas, dominado por mi perverso orgullo, parece algo tan corriente, pero que me hace estremecer cada vez que recuerdo la alegría de esos niños. Hay un principio de los empresarios que se aplica como un axioma para la existencia, “menos es más”. A veces la vida con ejemplos tan pequeños nos da lecciones gigantescas y contundentes.

La idea de Blake Mycosquie, creador de Tom Shoes, empresa finalistas para el Premio de la Secretaria de Estado por Excelencia Corporativa de 2009 de EEUU, nace en uno de sus viajes, al ver en la Argentina niños descalzos. Su primera vez consiguió 10.000 pares y los donó a través de una fundación argentina denominada LIFE “con la leyenda uno por uno”, por cada zapato que vendiera su empresa de California, regalaría otro par a un niño pobre en algún suburbio olvidadizo de nuestra cotidianidad.


Jueves 18 de noviembre de 2010

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