miércoles, 6 de enero de 2010

Informales en New York

Este comentario fue enviado a dos articulistas del diario El Universo, como siempre nadie comento la declaración, suelta de huesos, del Alcalde de Guayaquil y como en ese momento no había legítimos contradictores aproveche la oportunidad con el ánimo de generar un debate que como siempre el diario prefiere evadir.

Señor Gómez a usted que le gusta opinar acerca de los acontecimientos políticos del país, vería con profundo agrado, que emitiera un criterio acerca de la frase del Alcalde de Guayaquil Jaime Nebot, publicado en el diario El Universo el martes 8 de diciembre del 2009, el cual reza así: “Aquí en Guayaquil con ley o sin ley se va a mantener el orden”.

Claro como es Jaime Nebot no pasa nada y no se ha dicho nada malo, es moral, angelical, correcto, apegado al derecho y a las buenas costumbres, pero si fuera el Presidente de la República o alguien del gobierno la misma expresión seria catalogada como, arrogancia, comunismo, prepotencia, abuso de poder, autoritarismo, mal experimento, autocracia, tiranía, dictadura y hasta se diría que estamos llegando al lumpen de una democracia en decadencia.

He quedado perplejo, no por las declaraciones del alcalde de Guayaquil sino por lo que he visto en la ciudad de Manhattan aquí en New York, en el Corazón del imperio, en la capital del mundo, en la vanguardia de la derecha representada por el Mayor Bloomberg, en los orígenes del mundo capitalista, en el sol del turismo, aquí en la quinta avenida, hay vendedores informales que se toman las aceras afuera de hoteles, no las calles. Siguiendo la lógica de este Alcalde se debería meter preso y seguir como delincuentes a los representantes del consulado Americano que tienen el descaro de cerrar algunas calles aledañas a la nueve de Octubre en plena zona céntrica de la ciudad. Alguien tiene que decirle a este señor que vender de forma ambulante, no es un delito penal, no es un crimen de lesa humanidad, no es un pecado ni una falta de respeto para la ciudad ni para el Alcalde, es gente humilde que trata de salir adelante, que son parte de la ciudad y de una cultura, a quienes podemos preparar para que custodien a los turistas y podrían ser quienes muchas veces conocen los lugares mejor que las autoridades y que los ciudadanos. Seria increíble que en ves de reprimirlos potencial izáramos las habilidades de estas personas pero ¿Quién le hace entender eso al buen Alcalde?

El punto es que mucha de esa gente tiene gran afinidad con el gobierno de turno, que lástima que el pobre Alcalde no pueda entender que el representa a los que votaron y los que no votamos por el. Ya lo decía Einstein, “Hay dos cosas infinitas, el sistema solar (El Universo) y la estupidez humana”.


Wellington Rubio
Martes 8 de diciembre de 2009
New York - EEUU

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bien resumido.. tienes muy buenas ideas... te saluda quien aspira ser presidente de este pais en un futuro jeje me estoy preparando pa eso estudio ing electronica en la espol tengo una idea q va hacer millonario al pais jeje estoy desarrollandola por eso cogi la carrera..

Anónimo dijo...

muy bien resumido.. tienes muy buenas ideas... te saluda quien aspira ser presidente de este pais en un futuro jeje me estoy preparando pa eso estudio ing electronica en la espol tengo una idea q va hacer millonario al pais jeje estoy desarrollandola por eso cogi la carrera..

Peter Ronquillo Moreira dijo...

La verdadera esencia de nuestra urbe, se mantiene en el lenguaje que deja cada comerciante, así como cada transeúnte de nuestras calles, el cambio que nuestra ciudad ha tenido es en realidad una gran satisfacción pero de allí a quitar de manera descomunal la esencia de Guayaquil hay un gran problema en el tema social así como en la imagen de ciudad, la muerte del río guayas, al generar una muralla visual y acabar definitivamente con lo que fue un día la esencia de puerto de Guayaquil es asediada por una una arquitectura que divide a los ciudadanos, que crea barreras y selecciona a los usuarios, que ve al espacio "PUBLICO" como un lugar de un orden ficticio donde el derecho de admisión esta presente y todo a cuestas de la libertad y la espontaneidad de una ciudad que creció con el desarrollo comercial como puerto que es , el orden que se supone desean darle a nuestra urbe termina matando lo que queda de lo cotidiano, de lo guayaco, la privatización de nuestras calles y nuestros espacios públicos traen cambios tan incoherentes como el hecho de cambiar el restaurante de comida típica por uno gourmet, confundiendo lo nuestro y siendo reemplazado por costumbres extrañas que no son de todo criticadas pero que si quitan a Guayaquil lo que fue y lo que es, no es solo con el comerciante informal, es con todos los guayaquileños que quedamos cada vez mas sin una identidad que nos diferencie, es deber de nuestros políticos no solo preocuparse por el interés de unos cuantos es importante que piense en el descontrol de toda una urbe y en las consecuencias que a futuro acarrea el no pensar en un contexto y urbano - social de cada uno de los cambios que desea hacerle a esta ciudad.