LA RUPTURA DE LOS 25
Tuve el privilegio de leer su artículo publicado en el diario el Universo el 26 de noviembre, denominado “Ruptura de los 30”, y respecto a su opinión tengo algunas dudas e interrogantes que quisiera plantearle como militante activo de la Ruptura de los 25, en los siguientes términos:
1.- Los principios y valores de la Ruptura siguen intactos, creemos en este gobierno revolucionario, con sus defectos normales como en cualquier proceso que avanza a pasos agigantados, es por tal razón que hemos ocupado algunos cargos públicos y lo hemos hecho con honor y con decencia.
2.- En su artículo usted hace la siguiente pregunta, refiriéndose a la Ruptura: ¿Pueden todavía representar el cambio siendo parte de un gobierno tan parecido - o hasta peor – a los pasados? La respuesta es sencilla y es SI. Pero también quiero hacerle algunas preguntas. ¿Hay gobierno prefecto, ideal con una justa medida de acuerdo a su real saber y entender? ¿Es este gobierno, peor que los gobiernos de, Duran-Ballén, Bucarám, Alarcón, Gutiérrez y Mahuad? En la Iglesia que es una institución, Santa, pura e Inmaculada, ¿Hay gente perversa, mezquina y corrupta? ¿Desde que lugar se puede defender mejor la democracia? ¿desde afuera del poder o desde adentro?
3.- Hay 2 cosas que usted ignora, la primera es que la política no es como las matemáticas, y la segunda es que nosotros los de la Ruptura no seguimos hombres, seguimos ideas, no decimos, hacemos, no nos quejamos porque todo sigue igual, nosotros proponemos salidas, no exigimos que los demás cambien, nosotros cambiamos, no le robamos la esperanza a la gente diciéndoles que todo esta perdido, se la devolvemos, no somos iluminados, solo jóvenes que trabajamos por dejarle un mejor futuro a nuestros hijos y algún día poderles decir nosotros hicimos nuestra parte y que el resto de la sociedad responda por la suya.
4.- Nunca es ni será cómodo ocupar un cargo público y más aun cuando desde la tribuna los espectadores lanzan, piedras, críticas y burlas ante el menor tropiezo cometido. Sabemos que este es el precio de entrar a la política ecuatoriana y hemos decidido aceptarlo y romper ese tipo de prácticas.
5.- Estoy convencido que si le preguntáramos a una empelada domestica, a un obrero, a un sencillo migrante beneficiado por el plan retorno o el plan cucayo, a un beneficiado de una pequeña casa, a ojos cerrados estas personas dirían que su opinión es errada. Puede ser que su apellido y sus comodidades sean un obstáculo para que una actitud solidaria del Estado sea vista como, régimen destructivo, mal experimento y socialismo autoritario. No hay duda, de la abundancia del corazón se escriben los artículos.
Wellington Rubio Mendez
New Jersey
27 de noviembre de 2009
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