domingo, 1 de mayo de 2011

PATRULLERO 003




Las instituciones públicas son el alma del estado. Ellas son el resultado del pensamiento rígido de aquellos que pueden pensar y decidir por otros, sumado a la complicidad de los ciudadanos, a quienes se les impone reglas para “Vivir correctamente en sociedad”.

El deber ser y su pureza aun no pueden romper la barrera de la corrupción interpuesta en nuestro país de generación en generación, he aquí un ejemplo.

A Juan le robaron el carro y nadie sabe nada, ni los policías ni los fiscales ni los jueces ni el ciudadano común. A su vecino le robaron en la casa, rompiendo las puertas de su hogar y nadie supo ni vio nada. Por último en la calle un sordo mudo le robó. Cuentan las buenas lenguas, que el vecino totalmente indignado en ese instante, producto de esta cárcel de cemento llamada sociedad, se aventó hacia el ladrón, quien disparó tres tiros con un revolver 38, sin impactar ninguno. Los otros tiros jamás salieron vencidos por la cobardía.

El sordo mudo robo 2 celulares y $ 3,75, lo llevaron a la policía judicial y no podía ser detenido porque el mudo ladrón y asesino era inimputable. El fiscal de turno nunca apareció porque el robo fue de noche y el pobre vecino jamás volvió a ver sus cosas porque tenía que esperar un largo pero muy largo peritaje, “Según Ellos”.

En todo caso a pesar de haberse comportado valientemente y convertirse en un súper héroe al luchar por la justicia frenando lo que podía cambiar en su entorno, por alguna extraña razón el pobre vecino sentía de todas formas, la misma sensación que había tenido con el mudo, como si alguien le hubiese robado, pensó en el Estado, en la policía, en los fiscales y al final se dio cuenta que el único ser honesto y transparente había sido el pobre ladrón que hasta hoy como el vecino siguen siendo devorados por el supuesto “ESTADO SOCIAL DE DERECHO”

Al final el vecino de Juan se divierte, entiende que la vida es mezcla de miel y vinagre, además tiene un boleto para ir fuera del país en su mano derecha y la esperanza en la mano izquierda, reflexiona y sueña con los hijos que algún día llegarán, sueña con una hermosa patriota de sangre ecuatoriana, sueña que el futuro será diferente, pues soñar nos hace libres y humanos. Sueña que los niños serán vencedores en mil batallas; sueña que la gente regresa a los campos porque el fruto es bueno y agradable debido a la bendición de Dios; siempre sueña con días mejores y cercanos a nuestra realidad.

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