miércoles, 7 de octubre de 2009

Carta de Simon Bolivar a su prima Fany antes de morir

El martes 6 de octubre, en la cuidad de New Jersey en una intensa conversación de historia con mi señor padre, entre lágrimas me decía que en su adolescencia, los colegios privados eran muy criticados en el Ecuador por su bajo nivel educativo y que los estaban evaluando para cerrarlos, pero en una evaluación, a su colegio estatal, para que no lo cierren y seguir en su aventura por ser médico, le tocó demostrar su habilidades para las matemáticas y para disertar poemas ,entre los cuales estaban algunos de los juglares, el canto a Junin y otros, pero el que más me llamó la atención, fue el que, el Libertador Simón Bolívar le escribió a su prima Fany antes de morir ,que reza así y que mi padre lo recitó al pie de la letra:

Querida prima:

¿Te extraña que piense en ti al borde del sepulcro?

Ha llegado la última hora; tengo frente a frente el mar Caribe, azul y plata, agitado como mi alma por grandes tempestades; a mi espalda se alza el macizo gigantesco de la sierra con los viejos picos coronados de nieve impoluta como nuestros sueños de 1805.

Por sobre mí, el cielo más bello de América, la más hermosa sinfonía de colores, el más grandioso derroche de luz. Y tu estás conmigo, porque todos me abandonan; tú estás conmigo en los postreros latidos de la vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia.

¡Adiós Fanny! Esta carta llena de signos vacilantes, la escribe la mano que estrecho las tuyas en las horas del amor, de la esperanza y de la fe. Esta es la letra que iluminó el relámpago de los cañones de Boyacá y Carabobo; ésta es la letra escrita del decreto de Trujillo y el mensaje del Congreso de Angostura…¿No la reconoces verdad? Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con un dedo despiadado la realidad de este supremo instante. Si yo hubiera muerto en un campo de batalla frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entreví a tu lado en los campos de un sol de primavera.

Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron de mis favores, víctima de un inmenso dolor; presa de infinitas amarguras. Te dejo el recuerdo de mis tristezas y las lágrimas que no llegarán a verter mis ojos.
¿No es digna de tu grandeza tal ofrenda?Estuviste en mi alma en el peligro, conmigo presidiste los consejos de gobierno, tuyos son mis triunfos y tuyos mis reveses, tuyos también mi último pensamiento y mi pena final.
En las noches galantes del Magdalena vi desfilar mil veces la góndola de Byron por las calles de Venecia, en ella iban grandes bellezas y grandes hermosuras, pero no ibas tú; por que tu flotabas en mi alma mostrada por las níveas castidades.

A la hora de los grandes desengaños, a la hora de las últimas congojas apareces ante mis ojos de moribundo con los hechizos de la juventud y de la fortuna; me miras y en tus pupilas arde el fuego de los volcanes; me hablas y en tu voz escucho las dianas de Junín.

Adiós, Fanny, todo ha terminado. Juventud, ilusiones, risas y alegrías se hunden en la nada, sólo quedas tú como ilusión serafina señoreando el infinito, dominando la eternidad. Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío.

Santa Marta, 6 de diciembre de 1830

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